lunes, 24 de septiembre de 2012

Aerotrastornados

Hubo una época en la que tuve miedo a volar. Me sudaban las manos, tenía taquicardia y la horrible necesidad de contarle mi vida al pasajero de al lado para que se pasara el tiempo sin pensar. Dicen que es hereditario, que es más propio de personas racionales y cuadriculadas y que influye mucho el momento emocional en el que estés. Lo primero me lo creo (mi padre ni se acerca al aeropuerto y mi madre dejó de volar durante muchos años), lo segundo puede ser y lo tercero la verdad es que nunca he sido capaz de relacionarlo.

Durante los últimos años y porque por circunstancias recibí clases particulares de un aereotrastornado sobre aviones, flaps, aeropuertos y demás anécdotas de altos vuelos, dejé aparcada la aerofobia y he llegado incluso a disfrutar volando.

Pero llevo unos días inquieta. Dentro de 20 días me voy a Budapest y vuelo con Ryanair. No había otra opción de vuelo directo, ni mejores horarios y ya he volado antes con ellos sin más incidencia que la verborrea de la tripulación que todos conocéis. Pero tengo miedo. Encima una de mis manías más desarrolladas, que es la de viajar siempre en la fila 9 o 10 me la desmontó ayer El Mundo con un reportaje que confirma que los que vuelan a partir de la fila 20 tienen más probabilidades de sobrevivir.

Me veo volviendo al Diazepam, los sudores, la verborrea compulsiva, a leerme medio libro sin enterarme de nada y mirar el reloj de manera compulsiva. Solo me queda confiar en esa tercera regla... Porque estoy en uno de los mejores momentos emocionales de mi vida.

martes, 18 de septiembre de 2012

Sueños

El otro día en una conferencia para emprendedores del IESE uno de los ponentes citó unas líneas de Neruda que, casualidades de la vida, alguien muy cercano ha colgado hoy en Facebook. De todo el texto, me quedo con estas frases:

"Muere lentamente quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida, huir de los consejos sensatos"

Hoy alguien que me importa ha cumplido un sueño. No es algo material, al revés, pero es la recompensa a muchos años dedicando tiempo y esfuerzo a algo que le gusta y que le ha dado un montón de cosas buenas. 

A seguir soñando.

martes, 4 de septiembre de 2012

Istanbul days... & nights

He estado unos días en Estambul. Hacía mucho que quería ir y he vuelto impresionada. Es una ciudad especial, muy europea a pesar de estar tan cerca de Asia y de esas ciudades en las que podrías vivir o en las que parece que ya has estado aunque no hayas ido nunca.

He tenido la suerte de vivir un Estambul distinto gracias a K. y ME. que lo conocen bien y me han enseñado no solo los sitios de visita obligada (me quedo con Santa Sofia y las Cisternas) sino también el Estambul más del día a día, del pateo y una parte importante para conocer cómo respira una ciudad: la noche y la comida.

Muy recomendables las vistas desde la terraza del Leb-y deria o el 360. Espectacular el restaurante Zuma en el barrio de Ortakoy (tomamos un vino libanés riquísimo y un tartar de atún, salmón y caviar que se te va la olla) y divertidisimas las copas en el Reina o el súper posh Anjelique.

Y no me olvido del kebab mixto de Medi Sark Sofrasi, un kurdo autentico en el que cenamos la primera noche y comimos el último día, ni del humus o la baklava del Hamdi, el decadente Koftesisi o los brunch del Ara y el House Café.

Y mención especial para la cena en nuestra terracita el último día a base de champagne francés, quesos turcos, pseudo caviar iraní y otras delis turcas y también para el paseo improvisado en yate por el Bósforo con un desembarco un tanto peculiar.

Gracias K. y ME. Hay que repetir.